Taller Literario del viernes 24 de abril
Coordinó Susana Cabuchi
Los pasillos del Negro Trigo
Te recuerdo en dos circunstancias, siempre caminando con otros compañeros.
Uno es el pasillo de la facultad de Arquitectura, ese pasillo que han transitado tantos estudiantes. Allí con ganas, con impulso, con ideales. Hay calor, ánimo, pelea, lucha.
El otro pasillo es el del edificio donde vivía yo. También se entraba por un largo pasillo. Allí me crucé también contigo y con otros compañeros; el niño huevón, en Batarasa, etc. Allí hay tensión, nervios, la oscuridad nos estaba envolviendo.
Y nunca mas te vi, pero te seguí recordando y luchando porque aparezcas; y ahora, después de más de 30 años estoy acá en el pasillo de ésta Casa Trigo recordándote con alegría, alegría de llegar con tu espíritu a los que me rodean; osea los vecinos, mis pacientes, mis alumnos, y otros un poco más lejanos pero que te quieren; y entre todos seguiremos caminando los pasillos, los pasillos de alegría que nos llevan a ese lugar, a ese país de la felicidad por el que tanto luchamos.
Chau Negro.
Agustín.
Tenemos que luchar para que siga germinando el trigo, el maíz, la vida; para que el sol siga calentando nuestros labios y podamos seguir dando y recibiendo cálidos besos.
Matilde Molnar.
Sentir
Dejarnos sentir
Compartir y construir
Animarnos a dar,
A dar y tomar
Del mundo, de la naturaleza, de quienes nos rodean
Aprender a mirar y a escuchar
A vivenciar y a impregnarnos
De lo simple, lo sencillo, lo sensible
Acariciarlo… incluirnos, integrarnos… desde el respeto,
Con amor y pasión
Confiar en nuestra capacidad nutricia y reparadora… en nuestros recursos
Mirar lo posible, poco a poco, paso a paso…
Volver a creer, a confiar, a sorprendernos
Raquel
Hoy evocamos a la memoria…
Hoy compartimos voces,
Libros, música, convicciones, trabajos, intelecto…
Hoy como ayer seguimos estando,
Buscando, resistiendo por la memoria,
Por la libertad, la fe, los sueños.
Paola Castro
Tarde de lluvia ¿Gris…?
Por la memoria y por el hoy
Por los que no están y toda la humanidad
Mate, poesía y voz
Risas, brisas
Paz y amor
Frida…
Y un gran corazón.
Juliana.
En la amistad y los afectos, se exalta el recuerdo de poemas vívidos, aunque sea en la inauguración.
Salvar la solidaridad, como un elemento más preciado, que conlleva la alegría de vivir, con sus luchas inacabables e infinitas (nunca se terminan);el cambio difícil, la utopía a la que nos aferramos aunque nos parezca inalcanzable.
Fernando.
Por 30 años desapareciste, hoy rodeado de amigos te reencuentro, en una casita que lleva tu nombre, en donde me imagino muchas cosas; or ejemplo: que tenemos una reunión política y en cualquier momento pueden venir a buscarnos, o mejor, que ya pasó lo peor y es tu hogar, con paz y alegría; que los monstruos se han ido.
Me hubiera gustado tanto esto último… tomar unos mates, hoy con vos y tu familia; y no esta ausencia tuya y la de tantos que nos arranca pedazos todos los días.
Imposible olvidar!
Carlos Scrimini
Padres pan hijo amor amistad trabajo belleza memoria palabra hogar mundo tierra casa alegría justicia solidaridad paz sol árbol vida niños nido música compañerismo pájaro fraternidad semilla seguridad inocencia humanidad sabiduría naturaleza igualdad lluvia luz primavera paciencia fe carcajada principios cordura familia verdad juego compasión agua barco tolerancia frutos pensamiento alegría de vivir salud juventud integridad medio ambiente - libros maíz hojas vid uva besos lucha memoria calor hermanos mar atardeceres del sur – calor hermanos soles rojizo
ANA MARÍA
Si este nombre no está en la lista es porque pensé que no iban los nombres propios, pero lo pensé. Siempre pienso en ella… Y entonces escribí: amistad, solidaridad, belleza, justicia, memoria. Ella fue una rubia menuda, perfecta, que conocí allá por 1967 en el viejo Hospital de Urgencias de la calle Santa Rosa. Era la dietista del hospital: Ana María Piffaretti. Nunca olvidaré cuando bajaba las escaleras al subsuelo donde funcionábamos: Primero veía sus piernas en minifalda (que ella misma tejía a la perfección a máquina). Si era lunes, traía doblado en su brazo el guardapolvo celeste. Finalmente su cara sonriente, con un gesto especial, debido tal vez a la disposición de sus dientes, y sus ojos de un verde –turquesa y su cabellera larga, siempre impecable, con claritos.
Después del Cordobazo y del Vivorazo, cuando todo el mundo participaba; yo, que venía de Santiago del Estero y no tenía militancia, me animé a hablar en una asamblea para asegurar que mis compañeras de
Así nos dejamos de ver. Pero para ese entonces, cuando el hambre atacaba en la oficina alrededor del mediodía, y las recetas iban y venían, Ana María ya nos había enseñado los secretos de un buen churrasco, de la masa bomba, de los callos a la madrileña (en realidad ésta era especialidad de Araceli), de dulces y mermeladas de frutas de la finca que sus padres tenían en Río IV, etc., etc.,… A veces hacíamos el mismo camino a la salida del trabajo y entonces seguramente, me contaba de sus hermanas, de su casa en Río IV cuya pared lindera con el horno de una panadería permitía a su mamá tener un hermoso jardín tropical a pesar del clima tan frío de allí.
También hablábamos de política, claro: que si Salvador Allende tendría éxito en Chile con su vía democrática al socialismo (ella lo dudaba desde el principio; yo, que había podido viajar al acto de la asunción de
se muere, Era que el Sr. T. (padre de Jacobita) era el comunista de Río IV con quien la mamá discutía en el Colegio de Bioquímicos. Después, la barbarie y la traición y la muerte llegaron a Chile y nos tocó a nosotros. Como tantos, tuvimos que irnos de Córdoba. Definitivamente la perdí de vista. Hasta que un día del .84, mi marido, que la conoció y con quien siempre la seguíamos recordando entre los queridos amigos que habíamos dejado en Cba., me preguntó: ¿Cómo era el apellido de Ana María, del hospital de Urgencias?
---Piffaretti, ¿por qué?
--Aquí figura como DESAPARECIDA. TRASLADADA.
-- Vértigo…. Silencio… Impotencia… Dolor…
Desde entonces pienso en ella, que cuando se quemaba la leche en la cocina del hospital me avisaba: -- Negra, se quemó la leche! ( porque sólo a mí me gustaba), a menudo me dice:-- ¡Negra, decí algo! Nadie se acuerda de mí. Nadie dice nada. “DECÏ ALGO”
¿Y yo? A dónde lo cuento? Si aparentemente, tu familia, tus hermanas, nunca hicieron conocer tu caso. Nunca apareciste en los recordatorios de Página 12. Yo, ¿a dónde lo cuento?
PUES AQUÏ, ESTA TARDE INAUGURAL, EN ESTA CASA DE
Teresita Ledesma de Scrimini
Cuando el mundo salvó todos los libros, se llenó de palabras, de poemas, de susurros, llegó la luz y NUNCA MÁS los niños perdieron la memoria
Raquel Sosa
José Watemawe-poema
El futuro con atardeceres rojizos
Que quieres tu de mi?
Corrupta langosta?
Que más me quitaras?
El sueño, el honor,
la convicción de mis ideales!
No lo lograrás,
Mi fe en la justicia
Perdurará
He dejado frutos, y mucha luz
Para iluminar el futuro.
Los niños de hoy
Lo sabrán mañana
Y su conocimiento resplandecerá
Como el sol
Como la flor
Como la música
Como aquel atardecer rojizo
Que compartimos ayer…
Julie
Que bueno que hoy veamos que la langosta dejó mucho
Que bueno sentir hoy tanto como hace tanto tiempo, al ver uno muerta de la mejor época de mi vida
Que bueno haber venido
José
No hay comentarios:
Publicar un comentario