martes, 28 de abril de 2009

Recuerdos de sus seres Queridos...




















Negro Trigo

Mientras escucho Oblivión, Piazzola acompañando esta emoción de recordar al Negro, leo lo que escribió Mabel Pramparo en el blog, me encanta, me acerca, y suscribo cada una de sus palabras. En lo que se refiere a la serenidad, la timidez, el humor, la calidez, agrego la humildad del Negro.

Año 71, yo estaba empezando la carrera de arquitectura, un caótico 1er año de ingreso tenía 18 años y deseaba hacer mi militancia en el sector universitario de la fede, (la federación juvenil comunista) salíamos a hacer pintadas y volanteadas por la libertad de los compañeros presos Trigo, Zabalegui, Magran, Silberman. También había otras pintadas en la ciudad quizás de la Fuc (que me parece también incluían a Pilcik). No conocía ni por foto a esos muchachos universitarios, pero para mi eran héroes que habían caído presos, víctimas de la represión de la dictadura por defender la dignidad y los intereses de todos, estudiantes y sectores populares. En la Facultad el Taller Total.

En el verano del año 1972, uno de esos muchachos que había salido de la cárcel necesitaba un lugar para estar en Córdoba hasta que pudiera acomodarse. En mi casa había lugar, total mis viejos estaban en Cabalango, y siempre había sido una casa con visitas, ya vería como reaccionaba mi hermano y mis viejos.

No recuerdo cuánto fue el tiempo estuvo El Negro viviendo en casa. Estaban en casa mi hermano, Cacho Rud, que cantaba en el grupo de música Elegía y de canto popular de Córdoba y su novia de entonces, Rosette, la francesa que aparecía en canal 10 con un piloto en los videos de Ezchoyez con el clima.

Si recuerdo que fue muy llevadero el reparto de tareas, cómo disfrutaba el Negro los “ratatouille” de la Rossete, como hicieron migas entre ellos, también con Ruben que era mi novio, y como fue naciendo una entrañable amistad. La duda era qué iba a pasar cuando volvieran mis viejos y encontraran a este muchacho en casa.

Ocurrió que mi viejo (Juancito Rud, el de la Farmacia del Mercado) encontró en el Negro un socio para charlar y ver la tuerca y a Olmedo (seguramente “yeneral” Gonzales etc ) a la noche en la tele. Recordarlos juntos es recordar el sonido de la risa, las carcajadas abiertas de los dos. A veces se sumaba Ruben y entre los tres se potenciaban hasta que las lágrimas le caían al Negro de tanto reir. Se sacaba el anteojo y se secaba el ojo y los anteojos húmedos mientras seguían riéndose.

Digamos que todos queríamos que encontrara su lugar, pero nadie quería que El Negro se fuera pronto. Así lo conocí.

Mientras tanto en la Facultad yo tenía una compañera, Susana Almirón, de San Francisco, que vivía en una casa de la Cañada, alli conoci a La Chirola, la dueña y las otras chicas de afuera que vivían y estudiaban en Córdoba, también a Raquel, a la flaca, Adriana, Mabel, Norma. Yo iba a esa casa por cuestiones de la facultad y el Negro también. Me parece que también Elena estudiante de arquitectura, mendocina que novió con El Negro, vivó un tiempo allí antes de irse de Córdoba.

Allí que se conocieron con Raquel y se enamoraron. La felicidad parecía nueva, increíble, Raquel un cascabel, El Negro reflexionando, hablaba lo necesario, sonreia con la mirada ambos apasionados.

En el verano del 75, Ruben y yo fuimos con Raquel y El Negro a Comodoro Rivadavia de vacaciones, conocimos a la familia del Negro, Anita, la mamá, los hermanos Jose, Hugo, Bartolo; (Angélica no estaba en esos días) , y ellos conocieron a Raquel personalmente, conocimos la tan mentada Comodoro, que tanto también nos hizo querer , el viento, las conservas de caracoles y otros bichos que preparaba Norma, los pozos de petróleo de YPF, la ciudad no planificada para ese clima. Hicimos planes para ir, en otro viaje, al Rio Senguer un lugar también amado por El Negro.

El casamiento

Recuerdo que viajamos con Ruben ese dia de Octubre del 75 desde Córdoba para ir al casamiento civil en Las Varillas, creo fue la primera vez que ví al Negro con traje, estaba emocionado, tan feliz y Raquel radiante , producida , relinda, y con el vestido de fondo oscuro con florcitas que le había hecho mi mamá –Rosita- . Tal como lo describe Mabel, fue un momento de gran alegría para ellos y para nosotros también. Luego fuimos al almuerzo, arroz a la provenzal y pollo, todo casero obviamente, preparado por madres, amigas y tías, tal como eran nuestras fiestas de casamiento en esos tiempos.

Veo en las fotos a la flaca, a Mabel, a la tía Chirola, su esposo y la Delia , mamá de Raquel , al amigo del Negro, me parece que se llama Alfredo, a Ronald Pereyra un compañero de la facultad. Revivo la alegría de esa mañana , viendo estas fotos con la congoja enorme acumulada en estos 33 años de ausencia del Negro.

Hace poquito en Cabalando Raquel me recordó que la breve luna de miel fue alli , en la casita de mis viejos, invadida el domingo por los que llegaban de Córdoba, incluyendo los vecinos y que la Giacomina Minoldo les gritaba : - Viva los novios!

Para Agustin y Raquel

Por último agradezco a Agustin y a Raquel por darnos la oportunidad de recordar entre todos, sumando un granito para el homenaje al Negro. Estos pequeños recuerdos de momentos de la vida del Negro son también parte de mi vida e incluyen a mis seres queridos que tampoco están. Rescatar estos recuerdos es revivir esos momentos que en buena hora fueron vividos y están guardados en el corazón. Gracias

Dora Rud

9 de abril de 2009






El Negro Trigo…..

Lo conocí en la pensión de La Chirola, tía de Raquel… quien cobijaba en su gran departamento enfrente de la Cañada… a las chicas que venían a estudiar a Córdoba capital. Por supuesto Raquel, que era de Las Varillas… vivía en la casa de su tía… y yo,. que no conocía a nadie… no sé cómo, fui a parar al mismo lugar… Viajaba desde Río Cuarto una vez por semana… y dormía allí, una noche… Esto durante tres años… y a pesar de estar muy poco tiempo en la ciudad… me hice muy amiga de Raquel… siempre tan cálida, sociable, y dispuesta para el diálogo… Y allí es donde conocí al Negro… su novio… su amor… Era una pareja hermosa… totalmente afín en su ideología…y en su común mirada ante la vida… Raquel, alegre y con la risa pronta… y el Negro… serio, pero con sentido del humor… reposado y pensante… Ambos se complementaban perfectamente… Yo estudiaba en la Escuela de Artes de la Universidad… y como siempre he observado con atención los cuerpo y particularmente los rostros… me fascinaba el del Negro… sobre todo su perfil… sentía que estaba ante un autentico representante de nuestros primitivos pobladores… con esa quietud inmóvil… inalterable … y seria que tienen nuestros indios… y le decía; - “ Negro… sólo te falta la pluma… “ y él se reía.

Siento una profunda tristeza en este momento al recordarlo… porque era un tipo básicamente dulce… algo poco frecuente en los hombres.

Estuve en el casamiento de ambos que se realizó en Las Varillas… se respirada la felicidad que los unía… y la de todos nosotros.

Por cuestiones económicas – después del “Rodrigazo” – tuve que dejar de estudiar en Córdoba… tampoco pude conseguir trabajo allí… así que decidí mudarme a Buenos Aires, donde todavía resido. Lo hice poco después del funesto 24 de Marzo… presagiando inmediatamente que este iba ser un golpe mucho más sangriento que los precedentes… pero jamás tan atroz como fue.

Nunca más volví ver al querido Negro. Cuando Raquel me contó lo sucedido… todos albergábamos todavía la esperanza de su vuelta, sano y salvo. La espera fue en vano y la desesperación grande… como la de tantos argentinos… ante tamaña monstruosidad desplegada.

Creo que lo único que dejamos en esta vida… es lo que damos… y El Negro… nos ha dejado toda su calidez, su afecto sereno y su ejemplo como hombre jugado por sus ideales.

Mabel Pramparo

Y fuimos. A la ex Enet y al Perito. A no “dejar pasar por un costado a la historia esta”.
32 años después de que los queridos compañeros alumnos de estos colegios fueron secuestrados y desaparecidos por la terrorífica dictadura que usurpó el poder a partir del 76.
Estuve primero en la ex ENET, en el acto de homenaje a Guillermo “Pocho” Silveira, el cual ha tenido una vasta difusión en los medios (adjunto links), por lo que me referiré a lo acontecido en el Perito. A ese Colegio Perito Moreno al que le he dedicado tantas páginas recordando nuestro paso por el secundario, pero en el que jamás pensé podría vivir algo tan conmovedor como en esta ocasión.
Cuando llegué me encontré en la escalinata con José, el hermano de Raúl “el Negro” Trigo, y luego, en el hall de entrada, con sus hermanos y su mamá Ana, a quien hacía muchísimo que no veía y que con sus increíbles rozagantes 83 años aguardaba – con ese digno coraje que tienen las Madres – el momento de iniciación del acto.
Fue ella una de las que descubrió la placa con las fotos y palabras recordatorias en memoria de su hijo Raúl , de Susana Jenkins, Lidia del Carmen Soto y Miguel Ricardo Chiernajowsky. Dificil describir el momento. Tal la emoción que nos embargaba.
Al ver sus rostros no pude evitar pensar en el tiempo transcurrido y en que bien podría – lo dije después – haber estado el mío en lugar o junto al de ellos. Tiempo transcurrido y detenido a la vez, donde el pasado parecía irrumpir en el presente, apoderándose de él, a la vez que un torbellino de sentimientos se entremezcaban con las vivencias e imágenes que venían a la memoria, oxigenando nuestros corazones, que tanto han luchado para no ser aplastados por el olvido.
En ese mismo colegio, donde crecimos juntos, soñamos juntos, amamos juntos, penamos juntos, reímos juntos, cuando sentíamos la vida toda por delante y el mundo era nuestro, nos encontrábamos ahora mirándonos a nosotros mismos, eternamente jóvenes, sabiendo a la vez, por eso mismo, que vamos de a poco, dejando de serlo.
En tanto, ya en la galería, nos aguardaban los abanderados, esperando que pasáramos al gimnasio donde se desarrolló el acto. Con la presencia de alumnos, profesores, familiares, amigos, compañeros, vecinos, la emoción se intensificó por el recibimiento.
Luego de la entrada de las banderas cantamos el Himno Nacional, y yo recordé que seguramente lo había hecho por primera vez, alli mismo, en el año 1962.
Después hicimos un inolvidable minuto de silencio y posteriormente habló Angélica, la hermana de Raúl, recordando, entre otras cosas, su pasión por la arquitectura y su amor por Comodoro.
Y antes de que cerraran el acto los funcionarios (a quienes agradezco) tuve la oportunidad yo también de expresar mis recuerdos con Raúl - con el que compartimos nuestra adolescencia y nuestros años de universidad en Córdoba-, de rescatar la causa de su (nuestra) lucha, sueños y anhelos revolucionarios, y de leer un poema en su homenaje y de los otros compañeros, y por la memoria de todos los desaparecidos, que están y estarán siempre presentes.
Por último, cantamos el Himno del Colegio.
Y una ternura entrañable inundó nuestros cuerpos y nuestras mentes, haciéndonos henchir de una apacible y embriagadora felicidad: la de haber podido recuperar, para el colegio y sus alumnos, la historia de cuatro de sus mejores hijos. Nada menos.

Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, noviembre, 2008

http://www.elpatagonico.net/index.php?item=nota&idn=37373&ref=archivo
http://www.elpatagonico.net/index.php?item=nota&idn=37431&ref=archivo

http://www.elpatagonico.net/index.php?item=nota&idn=37496&ref=archivo


Mañana se cumplen 31 años del secuestro y desaparición del “Negro” Raúl Trigo, con quien tuve la suerte de compartir parte de mi infancia y adolescencia en Comodoro (mas precisamente en barrio General Mosconi - KM 3 - y nuestros primeros años de estudio en Córdoba, que lo fueron también de luchas y sueños.

Aunque al momento del golpe hacia bastante tiempo que ya no nos veíamos, siempre mantuve con Raúl una relación de afecto, respeto y compañerismo que nunca dejaré de añorar.

Es un lugar común hablar bien de los que ya no están, en una suerte de homenaje a su memoria destacando sus virtudes, valores, aptitudes, minimizando imperfecciones que menoscaben su recuerdo.

No el caso del “Negro” Trigo, créanme. Fue, les aseguro, lo que se dice un flor de tipo. De esos que nunca abundaron y que pareciera que cada vez quedan menos.

La Semblanza es de la que fue su compañera, Raquel Sosa, radicada en Córdoba

Me cuenta que el autor del dibujo es Rocco, un peruano que fue compañero de estudios de Raúl en la facultad de Arquitectura , con quien se encontró hace muy poco tiempo de una manera fortuita. Varios dibujos similares serán usados para un libro que reconstruye la vida de los desaparecidos dicha facultad.

Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Chubut

Miguel Angel, hermosa y conmovedora reseña de la vida del Negro, valiosa enormemente ... cuántas vidas lindas. Por suerte, hay memoria, y hay celebración de esa memoria.

Gracias por compartir esa celebración, compañero. Ya estoy reenviando tu mensaje a mi grupo de Hermanxs de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.

Un abrazo

María Adela Antokoletz

Semblanza de Raúl Horacio Trigo- por Raquel Sosa

Compañero, no salgas ahora

presiento algo raro y hostil en la acera,

la invadieron aullando los lobos,

no salgas hermano, la calle está llena.

Evaristo Carriego

30 de enero de 1948. En la India es asesinado el Mahatma Gandhi. En el Hospital del Campamento de YPF, en Cañadón Perdido, a 30 km. de Comodoro Rivadavia, Chubut, nace Raúl Horacio Trigo. Dos seres, dos vidas, lejanos geográficamente pero hermanados por las luces y sombras del Siglo XX. Las luces de la aguda conciencia de clase y la lucha por mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y los pobres, de las ideas revolucionarias de la no violencia para cambiar ese estado de cosas y las sombras de la intolerancia política y “la solución final” para opositores.

Raúl, hijo de Don José Trigo, un catamarqueño obrero en los pozos petroleros de YPF y de Doña Anita Barrera, riojana, ama de casa y mamá de siete hijos, nació y se crió en el Campamento de YPF, en la casa que proveía la empresa. Se educó en el seno de esa familia en la que todas las actividades giraban alrededor de la escuela. Todas las semanas, el papá compraba la Revista Billiken y los menores se sentaban alrededor de la hermana mayor, Angélica, que les leía. Ellos preguntaban, comentaban y armaban. Él siempre se destacó porque dibujaba muy bien, ya lo hacía antes de ir a la escuela. Hacía cosas muy creativas, autitos y pistolitas de madera a las que le hacía todos los detalles. Su familia recuerda algunos dibujos, especialmente un autorretrato, él parado detrás de una mesa, con muy buena perspectiva, y otro, de un cordero en el asador, en la cruz, con el detalle de los leños bien acomodados y el fuego. Su hermano José lo admiraba porque dibujaba con ambas manos.

Por supuesto, eran épocas en que los niños salían de excursión al campo, él hacía las gomeras, y cazaban pajaritos, lagartos, ranas. Los domingos se pasaban toda la tarde en el cine y después, jugaban al fútbol.

Era bastante callado, hablaba poco y lo preciso. Cuando iba al secundario descubrió a The Beatles y empezó a comprar sus discos. Leía mucho, siempre tenía libros que iba renovando. En esa época también empezó a leer la Revista Primera Plana y la compraba siempre porque salía “El Diario del Che” en capítulos. Figuró en el Cuadro de Honor de su escuela, pero él criticaba esas cosas.

Cuando terminó el secundario trabajó un par de años en el Ministerio de Obras Públicas en Comodoro Rivadavia para juntar dinero para irse a Córdoba a estudiar. Participó, como dibujante, en la construcción de la Escuela 105 de esa ciudad.

Ya, a fines de 1969, se inscribe en la FAU, para comenzar el Ciclo Lectivo de 1970. Años del Taller Total. Rocco, un compañero de 1er. Año compartió con él no sólo las clases, sino también el colectivo gratis que recogía a los alumnos en la Plaza Vélez Sársfield y los llevaba al Comedor Universitario, y los memorables almuerzos, llenos de la efervescencia política de la época. Lo recuerda por lo silencio, austero, lo incisivo de sus opiniones y su fino humor. También, en su memoria, lo vuelve a ver yendo a la Facultad con un rollito con sus dibujos, los Trabajos Prácticos, perfectos, mientras que el resto llegaba cargado con sus enormes reglas T y carpetas y láminas enormes.

En marzo de 1971, durante los incidentes del “Viborazo”, allanan su casa, en la que vivía con tres compañeros que como él, militaban en la Federación Juvenil Comunista, los detienen y pasan once meses detenidos en sucesivos Penales, General Roca, Neuquén, Rawson. Los liberan en febrero de 1972, y él vuelve a Córdoba, afianzado ideológicamente. La experiencia de la detención, el compartir todos esos meses con presos políticos de todas las tendencias, lo enriqueció y fortaleció en sus ideales.

Vuelve a la Facultad, vendía libros para costearse sus estudios y luego ingresa como dibujante en un Estudio de Arquitectura. Continúa su militancia en la Universidad. Se enamora y se casa con Raquel, en octubre de 1975. Con ella compartía las lecturas, eran épocas de la Revista “Crisis”, del Diario “La Opinión”, la música de Los Beatles, Víctor Jara, Daniel Viglietti, los Quilapayún, el Uña Ramos, El Tata Cedrón, Los Trovadores, Víctor Heredia, la Negra Sosa. Amaban el buen cine, el arte, pasear por las calles y paseos de Córdoba y el dulce de leche. Y por supuesto, codo a codo con los quehaceres domésticos, porque “eso era ser un verdadero revolucionario en la pareja.”

Cursaba Quinto Año y los planes eran regresar a la Patagonia cuando egresara, soñaba con construir de determinada manera para paliar los efectos del viento.

Marzo de 1976, Golpe de Estado. Madrugada del 23 de junio, estaba en su hogar, junto a su esposa, y en medio de un terrible operativo de fuerzas conjuntas del ejército y la policía, lo llevan detenido. Desde ese primer momento la búsqueda fue incesante y vana. En el mes de Septiembre se supo que estaba secuestrado en La Perla. Después, el silencio definitivo.

Un sobreviviente del Campo de exterminio La Perla, lo recuerda especialmente porque hablaba de sus sueños como arquitecto para aplicar en su Comodoro natal.

Le decíamos “el Negro Trigo”…Sólo nos queda la memoria, el recordar, del verbo “ricordis”, volver a pasar por el corazón.

Raquel Sosa

Muchas veces recuerdo “ese” tramo de mi vida compartido con el “Negro Trigo”, imágenes, momentos, un pedacito de cine, reflexiones… y ahora, que me propongo cumplir con tu pedido de escribir los recuerdos, no se por donde empezar…

El Negro Trigo

Lo conocí…

Eran lo años 70, presidía nuestro país, por entonces, el borracho general Levingston, hombre de armas tomar… (pero, más le gustaba tomar “güisqui”, del bueno).

El Ruli Zabalegui y yo, estudiantes o sea, secos…. Buscábamos algún compañero para compartir casa para alquilar y así achicar los costos. El Ruli, un excelente amigo entrerriano, me dijo: -“Yo voy a buscar entre los compañeros del circulo de arquitectura”.

El “círculo” se refería a la organización mas elemental de la Federación Juvenil Comunista, organización a la que nos habíamos afiliado, hacia poco tiempo el Ruli y yo.

Poco tiempo después, conseguimos una casa para alquilar y nos faltaban 2 compañeros, Ruli me presentó al Negro Trigo, con quien fuimos a verla. El Negro, no perdió de vista ningún detalle, inspeccionó minuciosamente los rincones, como si hubiese tenido que comparar con otra casa… tardó un tiempo, pero finalmente dio el sí. El cuarto compañero que habitó la casa de barrio Güemes con nosotros, fue Dito Silberman, lo más parecido al personaje de la revista Patoruzito, “Jovito Barrera” -un barrilete sin cola-.

La casa

Que linda época esa, en la que hacíamos reuniones del círculo de Arquitectura, del círculo del Imaf, y otros círculos que no tenían casa para reunirse y caían a la nuestra. Y nosotros discutíamos, y a veces nos enojábamos, porque la dictadura había dictado una ley anticomunista, la 17401, y nosotros éramos indisciplinados para conspirar.

Recuerdo que nos sentábamos en el suelo, a tomar mate y discutir, no porque nos gustara sentarnos en el suelo, es que no teníamos sillas. Y las discusiones a veces largas, seguían de parados por razones “culísticas”.

La detención

La casa estaba en una esquina, entre las calles Peredo y no recuerdo la otra.

Un día, los muchachos del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) asaltaron un camión frigorífico, del reparto de carne y distribuyeron la carne entre la gente del barrio. Modernos “Robin Hoodes”, precursores de los planes trabajar. Y nosotros, irresponsables, ingenuos y despistados como éramos no nos preocupamos.

Una semana después la policía hizo un rastrillaje en barrio Guemes buscando los autores del hecho y tomo la calle Peredo para empezar.

La policía hizo un rastrillaje casa por casa de las primeras dos cuadras.

Ese día nos cayó el Mario di Mauro para “intimarnos” “en nombre de la dirección del sector universitario”, para que abandonáramos la casa, previa limpieza de “materiales”. Era sana y responsable preocupación de quienes nos querían proteger, y nosotros –irresponsables – no dimos bola. Además, a dónde iríamos?

Al segundo día nos acostamos los cuatro, cansados, previa la tertulia acostumbrada y con la preocupación de adonde íbamos a guardar los materiales. Totalmente ingenuos, totalmente irresponsables, creíamos que la represión no nos iba a tocar.

A eso de las dos de la madrugada nos golpearon la puerta, era la policía federal que seguía el rastrillaje del día anterior. Teníamos aproximadamente 600 diarios Nuestra Palabra, sin distribuir. De los nuevos y de los viejos, libros hasta en ruso, un mimeógrafo, fichas de afiliación, aerosoles y otras yerbas. Abrimos la puerta…

Recibimos golpes en todo el cuerpo, hasta en el “jopo”, durante un tiempo infinito, nos quemaban con cigarrillos y fósforos, pidiendo nombres o direcciones, hasta que uno de ellos dijo: -“Son duros estos, están bien entrenados”. Y nos llevaron…

En la cárcel comentamos que a los cuatro nos paso lo mismo, después de escuchar eso, estuvimos seguros que no íbamos a hablar, y que les habíamos ganado la batalla.

Tiempo después, nos enteramos por el diario, que los montoneros habían puesto una bomba en el yate del tristemente celebre comisario Villar de la Policía Federal y ahí caímos en cuenta que los que nos habían torturado, simulacro de fusilamiento incluido, eran los de la entonces famosa, brigada del comisario Villar.

Pero ese momento en que aquel orangután se canso de pegarnos, nosotros creo que tomamos conciencia que éramos revolucionarios, que nuestro único “entrenamiento” era el odio sagrado al imperialismo que la “FEDE” y el partido, nos habían enseñado a pensar y sentir.

Allí aprendimos que la tortura, e incluso la muerte, no son más que batallas a superar en el camino de la lucha antiimperialista, en el camino del amor a nuestra Patria y a nuestro pueblo.

Muchas veces conversé estos temas con el negro, compartíamos la convicción sobre esta experiencia, y nos sentíamos orgullosos de nosotros mismos, con un sano orgullo patriótico.

La cárcel

Nos trasladaron al Cabildo, allí estaba la sede de la policía de la provincia en ese entonces.

Nos dejaron en un sucucho lleno de expedientes en un sótano, seguramente para torturarnos luego, con más tiempo y comodidad. Los ojos vendados, sin saber adonde estábamos, semidesnudos… entre 21 y 24 años, el mas viejo.

Un día pasamos así, y entonces, creo que fue Dito, escuchó por la radio del guardia que nos custodiaba, que daban la noticia: -Levingston había sido derrocado por Lanusse-, que creo que no era borracho.

Nos sacaron las vendas de los ojos, nos llevaron a una sala grande adonde había, alrededor de 300 detenidos, tal vez más, entre obreros, estudiantes, etc. Entre ellos gente de Luz y Fuerza y del Sitrac-Sitram.

Nos habíamos salvado de una nueva sesión de tortura, eso pensamos y así fue. No recuerdo ahora cuanto tiempo paso, tal vez un par de días y fuimos trasladados a la Cárcel Neuquén.

Fue mi primer viaje en avión, esposado al techo del avión, pero mi vuelo de bautismo al fin. Creo que para el Negro no fue el primero porque ya había volado al sur a la casa de sus padres en vacaciones, claro en Aerolíneas y no en un huanquero.

Ya en la cárcel, nos raparon (no se para que), y nos dieron una charla sobre que ellos tenían experiencia en el trato de presos políticos, que nos tranquilizáramos que nos iban a tratar bien, que la comida iba a ser buena porque el preso debe comer bien para no sublevarse, y no se que otra sarta de pavadas dijo el director del penal, influido tal vez por el miedo que le inspiraba tener guerrilleros en custodia.

Un día, nos anunciaron que íbamos a tener una misa a cargo del obispo de Neuquén. -“El que quiera puede concurrir.”

Yo que acababa de decidir mi condición de ateo, dije, a misa no voy, los curas son todos unos hijos de p.

Quien dio la misa, con un sermón memorable contra la dictadura, según Ruli, el Negro y el Dito, que fueron a la misa, fue monseñor Jaime De Nevares, a quien nunca más pude conocer. Moraleja: no hay que ser sectario.

Pronto recibimos la noticia de que íbamos a ser liberados, hasta que un día el erp o montoneros no recuerdo bien, mataron a Mor Roig, ministro del interior (radical) de Lanusse, y se canceló nuestra liberación.

Nos trasladaron a la cárcel de Roca donde fuimos bien tratados, vivíamos en una enfermería, todos juntos, recibíamos de vez en cuando la visita de nuestros familiares, la atención del partido que nos mantuvo en todo momento actualizados políticamente a través del “informe”.

Volvió el rumor de que íbamos a ser liberados, el decreto ya estaba firmado, faltaban horas, tal vez minutos… la radio anuncia que los presos en Tucumán habían hecho un motín.

Nos trasladaron a Rawson, allí nos juntaron con otros presos que habían trasladado desde Tucumán, después esos muchachos fueron los muertos de Trelew.

Allí recibimos la visita de familiares, y la atención permanente del Partido del lugar, y también fue a vernos Néstor Galina desde Córdoba.

Lo que recuerdo de esos días, es el zumbido permanente del viento, los albatros que pasaron rápidamente de ser aves de hermoso vuelo, románticas, a bicharracos espantosos.

Con ayuda de los compañeros de afuera logramos hacer una “escuela” de primer nivel.

En las salidas al patio, en los recreos, caminábamos con el Negro discutiendo, intercambiando, aclarando ideas, y sobre todo, afianzando lazos de amistad que nos hicieron como hermanos.

La libertad

La lucha por las libertades democráticas y por la libertad de los presos políticos, se extendían por todo el país. Nuestros nombres aparecían pintados en las paredes de muchas ciudades, la Fua reclamaba por nosotros, que junto a las luchas populares, democráticas, antiimperialistas, políticas, iban creando condiciones para la conformación de una fuerza social unitaria, que impulsara cambios profundos en el país.

Y la dictadura reculaba, no podía, hacia agua,… Lanusse le mojaba la oreja a Perón, desafiándolo a volver, y desviando la atención de las masas hacia la “Operación Retorno”, impidiendo que las luchas reivindicativas pasando por encima al retorno, se hicieran cargo del gobierno e impusieran un rumbo antiimperialista.

En ese marco fue que llego el ansiado día en que fuimos puestos en libertad, los cuatro estudiantes comunistas presos de la dictadura, junto con otros luchadores obreros y populares.

Regreso a Córdoba

Fue emocionante y calido el recibimiento que nos hizo el Partido. Dirigentes obreros y luchadores sociales nos recibieron como a héroes (exagerados e inmerecidos, pero así fue).

Luego de un breve lapso en que creo que viajamos a nuestros lugares de origen a visitar a nuestros padres, nos juntamos otra vez con el Negro y alquilamos juntos, en una pensión, una pieza en la que vivimos un tiempo.

De ese tiempo, tengo una anécdota: Un día habían allanado la Facultad de Arquitectura y entre los detenidos estaba el Negro.

Lo aconsejado en esos casos era no dormir en el lugar acostumbrado por si el detenido, decía algo en la tortura. Yo no tenia adonde ir, y dormí en la pensión.

Al otro día el Negro fue liberado. Cuando llegó a casa, yo lo estaba esperando. En una parte del diálogo le dije: -Negro, sabes adonde dormí anoche?

-Acá. Me contestó.

-Si.

-Que pelotudo!

(Fin del diálogo)

La “gauchita”

Estaba en la pieza de la pensión cuando llegó el Negro muy contento, casi feliz y me dijo: -Conocí una mina “muy gauchita”… (Haciendo un sonido muy de él, que era entrecerrando la boca y aspirando fuerte). Creo que me va a dar bola…-

La gauchita era Raquel.

Semblanza

Observador profundo, extremadamente sensible, tímido como él solo, luchador consecuente, yo lo admiraba porque había nacido en un hogar obrero, y tenía la conducta ética propia de la clase, era innato en él.

Soñaba, como todos soñábamos, con una patria liberada, con el socialismo, con la felicidad de los hombres, quería ser un buen profesional y estudiaba, y leía…

A todos nos parecía que la Revolución estaba cercana. Creíamos con ingenuo romanticismo que íbamos a tomar el cielo por asalto y que no era, al fin y al cabo, tan difícil.

Y ahora?

En fin, a veces me pregunto como seria nuestra Patria si no hubiésemos perdido tantos hombres como el Negro, como el Niñito Huevón (Enrique Guillén) y su compañera, como Alberto Cafaratti, Tita Hidalgo y tantos luchadores antiimperialistas que cayeron por nuestra felicidad y la de futuras generaciones.

Y me digo muchas veces, al ver lo que ha quedado de aquella gesta,… este movimiento popular actual, tan disperso, tan agarrado a las prebendas, tan confundido, tan sin proyectos, tan sin ideas, tan derrotados…

Cómo hacer?

Como hacer para retomar aquellas banderas, actualizarlas, ponerlas en valor y alzarlas nuevamente en esta nueva situación. Para sumarnos a ese torrente antiimperialista que intenta cerrar las “venas abiertas de América Latina” (Galeano), decirle basta al saqueo y “poner proa a los vientos” (Tejada Gómez).

Creo que el mejor homenaje a nuestros caídos en la lucha, es juntarnos, procesar nuestras experiencias, y retomar el camino de liberar a nuestra patria y enfilar hacia la Patria Socialista.

Algo tenemos para decir y aprender.

Alguien tendremos que nos escuche.

Otro es el escenario de la América Latina.

Lo que nos proponíamos entonces, otros lo están llevando a la realidad.

Los invito, avísenme cuando consigan la casa para la reunión de círculo.

Nosotros no somos, todavía, tan viejos.

Alberto “cabezón” Magrán

PALABRAS DE JUAN CIAMPOLI

El libro "Arquitectos que no fueron", está "subido" a la página web de la facultad: www.faudi.unc.edu.ar - una vez que hayan accedido, pueden cliquear en "Novedades" y allí lo encontrarán. No está "subido" el video de 8 minutos y medio con las imágenes, música y poesía que se preparó, ... quedó para otra ocasión. Abrazos. Negro

PD.: el libro es en parte un tributo, pero también pretende rescatar a traves de los testimonios, los valores por los cuáles vivieron su vida estas 42 personas que de diferentes modos lucharon políticamente por el país de todos.

Hoy, hay incipientes movimientos que buscan llevar esos valores a la discusión ideológica de un modelo político, para fortalecer esta débil democracia de 25 años manejada y tironeada por personalismos. Para que logremos por primera vez en casi 200 años de historia, tener un plan estratégico como Estado que abarque a todas las regiones y a cada habitante del mismo. Está en nosotros lograrlo, sin justificaciones, a la escala que se pueda y con la sigla que más les guste, pero con compromiso.

2da. PD.: si están en Córdoba, la única radio con programas con contenidos a toda hora es Radio Nacional AM 750 (salvo cuando conecta con Bs. As.), con momentos para polemizar, pero con programas con contenidos. Lo bueno, es que - en la medida de lo posible - el oyente tiene su espacio.

Enrique Juan Ferrari- un poema…

No lo conocí al Negro Trigo. Pero seguro debe haber sido de los buenos, como lo son nuestros 30.000 compañeros desaparecidos.

Quiero compartir y adherir a este homenaje con la proximidad de los afectos de un compañero.

La semblanza de su compañera Raquel me toco profundamente, allí supe que su camino era la arquitectura, y desde esa profesión nos hermanamos.

Hace pocos días, el 20 de marzo en el Colegio de Arquitectos de la ciudad de La Plata, realizamos un homenaje a todos los compañeros estudiantes y arquitectos desaparecidos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de esta ciudad.

Quería hacer este comentario, para conocernos y compartir lo que hacemos, además tenemos a flor de piel, caliente todavía nuestro homenaje, y desde allí el mejor de los recuerdos y memorias a nuestro compañero y colega Negro Trigo.

Quiero compartir con ustedes esta poesía que me pertenece, y quiero hacer mío el compromiso.

Fue leída en el Colegio de Arquitectos de la ciudad de La Plata el día 20 de marzo, día del homenaje a los arquitectos y estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo.

DONDE ESTAN...

“...mi tumba no anden buscando,

por que no la encontraran...”

Milonga del fusilado

Carlos María Gutiérrez

Donde están...

preguntamos sin descanso.

Donde estas compañero que me tientas,

a seguir buscando tu alegría.

Dijeron que no pregunte mas por vos.

Que aquí no estabas.

Que no te busque más.

Que te habías ido.

...Adonde?

Que aunque no te veo ni te oigo,

Sé que andas por aquí,

por que te siento.

...En las paredes

que dejaste a medio verso.

En los colores que se agitan y se inquietan.

En esas flores tumultuosas de las calles.

En el amor incandescente de los sueños,

que nos empujan a rebelarnos todavía,

en auroras libertarias sin patrones y sin dueños.

Sos la derrota del verdugo.

El canto de amor que nos desgarra.

La búsqueda de la madre inclaudicable.

La primavera prometida de los hijos.

Sos la pasión, encerrada en nuestras luchas.

En el gesto incaico de los Andes.

En el choque cristalino de aguas y pedreros.

En rastrilladas sur de aires Pampas.

En la América nuestra que soñamos.

En toscos versos de recuerdos entrañables,

de compromisos ciertos, compañeros.

Que forjamos.

ENRIQUE JUAN FERRARI

Un abrazo para todos ustedes.

Enrique Juan Ferrari

Miguel Angel, hermosa y conmovedora reseña de la vida del Negro, valiosa enormemente ... cuántas vidas lindas. Por suerte, hay memoria, y hay celebración de esa memoria.

Gracias por compartir esa celebración, compañero. Ya estoy reenviando tu mensaje a mi grupo de Hermanxs de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.

Un abrazo

María Adela Antokoletz


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